¿Cómo ha influido el hecho de ser mujer en tu relación con el mundo del Yoga? Hablando de Yoga con… Mayte Criado. La directora y fundadora de nuestra Escuela Internacional de Yoga, Mayte Criado nos comenta sobre la influencia que ha tenido ser mujer dentro de su trayectoria en el mundo del yoga, nos responde:

«Esta pregunta es muy interesante. Es por un lado fácil y por otro difícil de responder. La respuesta difícil está formada de muchas vivencias y experiencias, de muchos viajes que he hecho en nombre del yoga y con muchas dificultades… La respuesta fácil es que realmente el hecho de ser mujer me ha cerró algunas puertas cuando yo empecé a practicar yoga… No es que estuvieran cerradas, pero si estaban bastante impedidas, es decir, eran más fácil para un hombre cruzarlas.

Por ejemplo, el hecho de fundar alguna organización, de pertenecer a sus comités organizativos… siempre ha tenido un mayor ‘éxito’, voy a decir esta palabra que no me gusta mucho, pero si eras un hombre era mucho mejor.

El hecho de ser mujer, por otro lado, me ha abierto también algunas puertas  en relación al propio yoga, y en relación a mi misma. Me ha permitido ponerme gafas de mirar especiales, y por lo tanto, tener una mirada especial, estar abierta a los cambios del propio yoga milenario ese que hemos heredado. Los propios cambios que puedan generar el hecho indudable de que la mujer hoy en día está muy presente en el mundo del yoga.

Me ha dado una perspectiva nueva, oportunidades nuevas para sacar potenciales de mi desconocidos, a veces, para integrarme no sólo en los grupos de yoga, en los cursos, en los sitios donde he estado, en los países donde he tenido la oportunidad de relacionarme con gente muy experta y con mucha trayectoria en el yoga, la mayor parte hombres, por supuesto.

Me ha ayudado mucho también a madurar esas mismas dificultades de entrar en un mundo en el que no se esperaba a la mujer, porque el mundo del yoga, como en muchos caminos espirituales, la mujer no ha sido nunca muy bienvenida y tampoco se le esperaba mucho, por lo tanto, hacerse un espacio.

Que cuando los demás me miraran, creyeran en mi honestidad, en mis objetivos sinceros, en mi manera de hacer también peculiar, y que tuviera mi espacio dentro de los ámbitos del yoga.

Esta dificultad me ha hecho madurar, me ha hecho crecer, me ha hecho mirar con ojos muy grandes. Estar muy presente, presente en la confianza de mí misma, puesto que alrededor o el entorno, los contextos no han confiado; ahora se empieza a confiar un poco más en lo que la mujer puede aportar, pero cuando yo empecé esto era bastante complejo y muy difícil.

Tuve que confiar en mí misma, en los valores en los que creo y que están relacionados profundamente con el camino del Yoga. Darle a esto su espacio y sus procesos…»