De acuerdo con la tradición del yoga, el prânafuerza vital– no solo gobierna los cinco sentidos, sino también todo el cuerpo. Es el prâna el que nos permite experimentar la vida.

Se dice que si una parte del cuerpo no funciona bien, es probable que tenga deficiencia de prâna. Prâna es la energía vital que fluye a través de la respiración. La clave está en ver qué hacemos con nuestra respiración para que aumente o disminuya el prâna.

Cuando comenzamos una práctica de yoga, una de las primeras lecciones que aprendemos es respirar con el diafragma e inhalar y exhalar por la nariz. Muy distinto a la forma en que respiramos cuando hacemos ejercicio en el gimnasio, que a menudo pasa por la nariz y sale por la boca. Una vez que se introduce conciencia en la respiración, la práctica de âsanas en una clase, resulta un desafío porque podemos caer en la distracción de estar ocupados concentrándonos simplemente en seguir el ritmo de una clase, en mirar al profesor, que hace las posturas junto con el grupo, o tratando de averiguar qué parte del cuerpo se mueve, eso hace que nos olvidemos de prestar atención al flujo de nuestra respiración. Y si asistimos a clases con música inspiradora, espiritual y relajante, la conciencia de la respiración a menudo puede desaparecer porque nuestra atención está en la música.

Yoga significa unión, y la práctica de yoga fue desarrollada inicialmente para lograr que estemos más en armonía con nosotros mismos a través de la vinculación de la mente, el cuerpo y la respiración, pero si salimos de una clase completamente cansados, entonces no estamos en armonía. Al final de una clase desafiante, a menudo no es sólo el cuerpo el que está agotado, sino que nuestras mentes también pueden sentirse cansadas. Podríamos terminar más fragmentados que cuando entramos, menos integrados, sintiéndonos mejor solo momentáneamente debido al aumento de endorfinas y sudoración. Pero, cuando nuestra energía se agota después de una clase de yoga, hemos eliminado gran parte de nuestro prâna. Y si ese es el caso, es casi imposible sintonizar con el estado sereno que yace dentro de nosotros. El cuerpo está agotado y necesitamos sentarnos en una silla, tomar una taza de té y comer algo sano nada más terminar la clase para recuperarnos.

De ahí que, en los Ashrams, después de la práctica matutina, el desayuno no es justo después de la práctica. El yoga debe darnos energía, no quitárnosla como sucede en el ejercicio físico. Por lo tanto, la conciencia en la respiración, equilibrada y uniforme, es clave para la liberación de tu mayor potencial; tu fuerza vital.

Para muchos, este es el objetivo final del yoga: acceder a ese potencial, al prâna y con ello, mejorar nuestras vidas. Esto va mucho más allá del deseo de tener más flexibilidad o hacer posturas acrobáticas o relajantes. Una vez que hayas dominado la respiración diafragmática en la postura de meditación podrás comenzar a dominarlo de forma natural mientras practicas âsanas. En el momento en que tu respiración pierda uniformidad y profundidad, haz una pausa entre posturas y recupera el control del ritmo constante de la respiración. Empiezas a controlar el prana, a expandir una vida plena llena de vitalidad, equilibrio y energía. Te sientes vivo, en cada momento de tu vida, y eso es yoga.

 

Yoga y Meditación para una Vida Plena:
Sabiduría Milenaria para el Mundo de Hoy.
Publicado en la edición de Mayo 2019 de  Yoga Journal.

Denis Criado

Formador de Yoga, Meditación y Filosofía Oriental.