Ser mujer y, cada vez más, ser hombre en la sociedad actual es una batalla constante con la imagen y la apariencia de uno jugando en nuestra mente repetidamente. Este hecho del cuerpo y el Yoga no es una excepción. En el Yoga hay imagen y autoimagen.

Aunque hay algunos que pueden romper con este ciclo continuo de mirar, examinar, juzgar, ajustar, posiblemente llorar, atracarse, purgarse y cualquier otra acción. La mayoría estarán atrapadas en esta rutina durante la mayor parte de su adolescencia y edad adulta. 

Ahora el propósito es expresarnos para proteger los derechos de todxs a través de una imagen que plantea cuestiones sobre el poder, el patriarcado, los estereotipos y consumo. Cuestionar una imagen, la idea sobre la belleza ideal que se anuncia en las revistas o redes sociales.

Criticar el estándar objetivado de simetría aplicado en los tiempos modernos a la belleza femenina por los medios y la publicidad.  La visión de la sociedad de la belleza “que tiene que ser simétrica, delgada y poco orgánica, «limpia».

Luchar por los derechos de los cuerpos, es el propósito también de un Yoga y de unas clases de yoga contextualizadas y modernas.

Comprender que nos preocupamos demasiado por nuestra apariencia, en lugar de aceptarnos tal como somos. Luchamos de manera equivocada  contra nuestro cuerpo natural en lugar de contra los estándares falsos de la sociedad que controlan la forma en que debemos vernos y sentirnos con respecto a nuestros cuerpos.

Muchas gracias a todas y todos por compartir este artículo y el vídeo adjunto.

Javier ERCILLA.