Os presentamos este apartado videográfico donde Joaquín Castaño, responsable de la Escuela Internacional de Yoga en Galicia y Baleares, Formador de Âsana y Yoga en la Educación, Profesor de Hatha Yoga y Yoga para niños de nuestra escuela nos habla sobre la recompensa que se obtiene al ser formador de Yoga de niños/as.  Joaquín desde su profunda experiencia (tanto con niños como con adolescentes en la formación del Yoga) nos comenta:

«Es muy diferente trabajar con niños y con adultos. El trabajo con niños requiere mucha energía, mucha movilidad, mucho dinamismo, muchos recursos. Los adultos son adultos y en la mayoría de los casos buscan silencio, que no le invadas su espacio, hacen más o menos lo que les dices.

La clase con niños es casi colactiva, no es una clase individual como la de adultos, por lo tanto requiere de mucha presencia del profesor. Por una parte el desgaste físico es importante, te cansas, a veces te frustras porque lo que has querido desarrollar en la clase no ha sido posible. Pero a cambio, a la larga, recibes mucha satisfacción en el sentido de que ves progresos en el niño/la niña, ves cosas que dijiste hace tiempo, que pasaste por alto o no le diste importancia, y él te lo repite, es decir, que en su momento, el niño estuvo presente.

Entonces al preguntarse: ¿Cuál es la recompensa de ser profesor de Yoga para niños/as? Es una satisfacción ver muchas veces a largo plazo las pequeñas semillas que vas dejando, que es de lo que se trata trabajar con niños:’crear seres un poco más conscientes’.

Esta satisfacción a largo plazo es ver la evolución de ellos, además te lo pasas muy bien. Es divertido trabajar con niños, es una de las características principales del profesor de yoga para niños: ‘Si el profesor se divierte, el niño aprende’.»