¿Es el Yoga un deporte?

Esta pregunta que muchas veces formulamos nos invita desde la Escuela Internacional de Yoga a matizarla.

El Yoga no puede ser un deporte porque el Yoga es demasiado amplio para entrar en el Deporte. La pregunta sería más precisa si preguntamos si el Hatha Yoga es un deporte o aún mejor si «âsana» es un deporte. Con âsana nos referimos a la práctica más popular del trabajo corporal de la rama del Hatha Yoga, las mal llamadas posturas.

Por otro lado, tenemos el deporte que se define según la RAE:

  1. 1.
    Actividad o ejercicio físico, sujeto a determinadas normas, en que se hace prueba, con o sin competición, de habilidad, destreza o fuerza física.
    «quiere practicar algún deporte al aire libre»

        2. Recreación, pasatiempo o ejercicio físico, por lo común al aire libre.

Una vez aclarado un poco más los conceptos nos lanzamos hacia la controversia sobre etiquetar al yoga como deporte. Un intento que no pretende separar ni ensalzar un concepto sobre el otro. Sería fácil y superficial.
Probablemente la pregunta de si el Yoga (âsana) es un deporte surge porque su práctica consiste en trabajar el cuerpo como en la mayoría de los deportes.
Sin embargo, el deporte tampoco se trata solo de movimiento, así que profundicemos en cada concepto.
Âsana, más que un deporte, es una disciplina y, como tal, tiene un conjunto de principios, conocimientos, objetivos y métodos que le son propios. Abarca determinadas exigencias, tanto físicas como mentales, así como hábitos de vida. Y es ideal para complementar cualquier deporte. Hay una definición que indica que es una actividad física ejercida como juego o competición. Otra indica recreación, pasatiempo, diversión, placer. Si tuviéramos que elegir uno de los dos, quizás estaríamos un poco más cerca del último (porque la competencia está muy lejos).

Ambos son saludables y apuntan al bienestar general. Sin embargo, a primera vista, es difícil encontrar muchos más puntos en común. Si bien cada persona pone la intención que quiere, el yoga en sí tiene el objetivo de enseñarnos a permanecer en el momento presente con plena conciencia.

Las DIFERENCIAS entre ÂSANA y DEPORTE son claras:

Escuchar más al cuerpo, sin forzarlo y respetando sus límites. A menudo se propone superar los propios límites y esforzarse.

No se basa en la competencia ni en la comparación con otros profesionales. Se basa en la competencia y el objetivo de superar a los demás.

Busca el desapego de la belleza y los estereotipos corporales.  Algunos deportes están vinculados al culto al cuerpo.

Persigue una meta mental pero sobre todo espiritual. Puede tener objetivos como liberar tensiones pero no con la espiritualidad.

Trabaja el cuerpo en su conjunto y los músculos de manera uniforme. En algunos casos, los movimientos repetitivos pueden sobrecargar la musculatura.

No está destinado a ningún premio o medalla. En algunos casos, se hace para ganar un torneo, un premio, etc.

Para la ONU, el yoga es más que actividad física, también es mental y espiritual. En relación con lo físico, el yoga es una oportunidad para mover partes dormidas del cuerpo, estirarlo y hacerlo más flexible. En el lado mental, ayuda a tomar conciencia del funcionamiento de cuerpo y mente y a comprender la unión de este par. El lado espiritual es propio del yoga, para alcanzar el Samadhi o estado de felicidad, plenitud y armonía que nos provoca la práctica.

Podemos definir el yoga como muchas cosas (una filosofía, una forma de vida, una disciplina, una práctica física y mental) pero no como un deporte.

Todo esto lo digo sin desmerecer al deporte, que tantos beneficios aporta a nuestra vida, y a través del cual podemos mejorarnos a nosotros mismos y a los demás y/o trabajar en equipo, en muchos casos. Estamos mal acostumbrados en este sistema cultural a dar demasiado valor a la noción de éxito, por lo que a algunos practicantes les cuesta aceptar el yoga como un proceso sin la ansiedad de buscar y ver resultados inmediatos. Algunas personas se encuentran insatisfechas y ven como un fracaso no lograr las poses perfectas como las que realizan los yoguis en Instagram, o no superar ciertos límites de elongación con el cuerpo a corto plazo. Se frustran por no lograr, no poder ser reconocidos o no poder demostrar a los demás, como si tocarse el dedo del pie importara para alcanzar la iluminación. Si lo que buscas es ir más allá de niveles, metas y experimentar transformaciones con el cuerpo, quizás el yoga no sea para ti o puedas usarlo como complemento para realizar una actividad deportiva más efectiva para este fin y en la que puede canalizar ciertas necesidades que el yoga no puede cubrir. Practicar yoga como acompañamiento de un deporte te aportará fuerza, mayor elongación, mejorará tu rendimiento, evitará lesiones e incluso conseguirá una recuperación más rápida de las tensiones musculares y el desgaste del cuerpo.

Yoga como complemento al deporte.

Como se mencionó anteriormente, el deporte puede basarse en movimientos repetitivos y esto puede terminar dañando y sobrecargando algunos grupos musculares. Por ejemplo, en tenis se utiliza más el brazo hábil que el contrario. Esto puede generar tensión en esa extremidad, desequilibrios y aún mayor predisposición a lesionarse. Con el yoga se pueden realizar posturas para contrarrestar este tipo de daños, por lo que se dice que es un buen complemento. Si practicas un deporte como el ciclismo, posiblemente por llevar tanto tiempo el cuerpo hacia adelante, necesitas realizar algunas contra posturas que son beneficiosas para estirar la espalda y abrir el pecho. Además, el yoga te da cierta conciencia del cuerpo y aprendes a tener un registro mucho más concreto de lo que te está pasando. Esto te permite no pasar por alto la incomodidad o el dolor y quizás llegues al punto de poder sentir cuando estás cerca de lesionarte sobrecargando una zona de tu cuerpo y compensar con otras zonas para evitarlo. Si estás haciendo abdominales y estás obligando a tu cuello a hacerlo, el yoga te facilita identificarlos y liberarlos. Respirar bien y estar presente en el aquí y ahora es fundamental también para algunos deportes y son herramientas que caracterizan al yoga por excelencia. Con una buena respiración o manteniéndote centrado, realmente puedes marcar la diferencia.

 

¿Dónde estaría el yoga en la pirámide de actividad física?

El yoga dentro de la pirámide de actividad física se ubica en el nivel 3 de 5, según el consenso. Este esquema refleja la importancia y frecuencia de las diferentes actividades físicas. Es decir, la base sería el nivel 1, que está compuesto por el mínimo que debe estar presente en nuestro día a día para llevar una vida que no se considere ‘sedentaria’. Las actividades básicas son pasear al perro, subir y bajar escaleras, hacer las tareas del hogar, caminar desde donde estacionaste el auto hasta tu destino, etc.

Moverse simple y llanamente, que es para lo que está diseñado nuestro cuerpo. En un segundo nivel encontramos ejercicios aeróbicos, como deportes de equipo, natación, carrera, entre otros. Se recomienda practicarlos de 3 a 5 días a la semana, y sirven para completar nuestras actividades diarias y poder ubicarnos dentro de los parámetros de una vida activa. Se trabajan múltiples grupos musculares, desarrollamos músculos, lo que contribuye a tener más fuerza y ​​perder el exceso de peso.

El tercer nivel se completa con ejercicios de estiramiento y equilibrio como yoga, pilates y stretching. Se sugiere practicarlos con una frecuencia de 2 a 3 días a la semana. Ayudan a la recuperación muscular y a la movilidad general del cuerpo. Con la misma frecuencia es el trabajo con pesas que provoca daño en las fibras musculares y posterior ganancia muscular. Y en la parte superior encontramos aquellas actividades que no debemos hacer más de 2 horas al día y que están relacionadas con la vida sedentaria: sentarse frente a la pc, jugar videojuegos, ver la televisión o navegar por la web o el celular.

El yoga puede ser una actividad para hacer todos los días porque es de bajo impacto, no tensiona el músculo (siempre y cuando sea bien guiado), contribuye a la elasticidad a través de los estiramientos y no hay necesidad de descansar entre prácticas.

Te compartimos un vídeo sobre el tema que abordó nuestra querida Formadora Gemma Pérez.