Este mes de agosto me adentré en los Encuentros de Formadoras y Formadores de la Escuela de todas sus sedes nacionales. Creí muy necesario escribir este artículo para que nuestra comunidad de alumnas y alumnos supiera lo que acontece año tras año en estas fechas.

Varias reuniones que traen al menos a una treintena de personas se reúnen en la sede central de Madrid en donde se desarrollan temas organizativos, reparto de tareas, exámenes, convivencia, etc…

Muchas actividades que nos permitirán afrontar el año y que son esenciales para el día a día de una escuela. Tampoco resulta sorprendente, que la tarea que ocupó principalmente estas reuniones fue la revisión de los manuales que reciben las alumnas y alumnos de todos los niveles tanto en su versión presencial como online. Manuales que abarcan las asignaturas propias de la formación, a saber: Pedagogía, âsana (comprensión de las posturas a nivel biomecánico, respiratorio y energético), filosofía, anatomía y creación de series (componer una clase completa de Hatha Yoga con una coherencia y objetivos claros).

Una revisión anual que resulta ya de por sí interesante por su frecuencia, pero que además, contiene una metodología que me pareció desde un punto de vista humano y pedagógico realmente sugerente.

Esta metodología consiste en reunirnos todas y todos borrando radicalmente todo “a priori” por diferencias de edad, género, experiencia, salario, puesto en la Escuela, etc… Para centrarnos en los cambios que necesite el manual desde una mente abierta, en donde gracias al diálogo (a veces enérgico y apasionado) se alcancen grandes acuerdos.

Contabilicé al menos 40 cambios, con un grado de consenso muy alto. Un ejercicio muy coherente y en consonancia con el sustantivo más destacado que suele acompañar a la publicidad de la Escuela Internacional de Yoga: Evolución.

Para permitir la evolución es fundamental la creación de una estructura en donde se permita poner en cuestión lo anterior y añadir lo nuevo. Un trabajo que se desarrolla gracias a una labor de equipo, evitando que sea una responsabilidad unipersonal sino una labor de comunidad. Una comunidad de profesores, en este caso, que trabajan a diario dentro y fuera de la escuela y que aporta su experiencia cotidiana. Una experiencia práctica que enriquece la teoría y las formaciones.

En definitiva unos encuentros que permiten el contacto entre lo tradicional y lo nuevo, lo pasado y lo futuro, permitiendo quizás el ejercicio más importante de esta época repleta de información: La síntesis.

Síntesis presente, pero amarrada inevitablemente a transformarse en pasado dentro de un año. Yoga en evolución.

Javier Ercilla

CM de la EIY tutor y profesor de Hatha Yoga