Impacto del yoga en la salud

A lo largo de la historia, las personas vinculadas al yoga y la meditación han proclamado un incansable discurso de beneficios y ventajas de la práctica de ambas disciplinas. En ocasiones, eran cuestiones bastante fáciles de argumentar, pero en otras, se basaban únicamente en el hecho experiencial, perdiendo crédito y prestigio en diferentes contextos. 

Con el paso del tiempo, la comunidad médico-sanitaria se sumó a esta idea, recomendando en multitud de ocasiones la práctica del yoga y meditación en patologías y dolencias como las molestias en la espalda, la ansiedad o el sobrepeso. Parecía instaurarse en la sociedad la firme creencia de que el yoga y la meditación servían para algo más que lo meramente contemplativo y que podían ofrecer alivio, en unos casos, y complementariedad en algunos tratamientos.  

Pero ¿hasta qué punto esto es así? No ha sido hasta hace relativamente poco que la revolución en neuroimagen y los estudios científicos relacionados con el impacto del yoga y la meditación en diferentes funciones y aspectos cotidianos, han arrojado luz a una verdad que era aceptada de forma implícita en la sociedad.  

En el artículo de revisión Impact of yoga on psychological and physical health de Janak Raj M.P, Dr. Sukhbir Sharma (2022) se pretende hacer un análisis exhaustivo de los beneficios asociados al yoga y su análisis en diferentes estudios y trabajos científicos.  

Los autores concluyen que, si bien es cierto que el yoga reporta bondades en los casos de ansiedad, estrés, depresión, dolor, activación del sistema nervioso… éstas necesitan ser estudiadas en profundidad para concretarlas y garantizar su efecto directo. Y es que, si bien es cierto que la literatura científica acompaña la idea de que el Yoga reporta multitud de oportunidades y mejoras en la salud física y psicológica de las personas, es necesario que estos estudios se concreticen y sean más específicos porque si no, los resultados se diluyen, la fiabilidad de los estudios desaparece y acaban produciéndose más dudas acerca del método que del resultado obtenido.  

Sin duda, Janak y Sukhbir plantean una crítica constructiva sobre la cual podremos avanzar. Es necesario salir del lenguaje coloquial cuando hablamos de beneficios del yoga (palabras como depresión, trastorno de estrés postraumático, ansiedad, etc. Que referencian cuadros clínicos, son demasiado generalistas todavía). Cuando buscamos implicaciones más delimitadas, la neurociencia y la investigación han realizado verdaderos avances. ¿Cómo interfiere la práctica del yoga en el desarrollo de nuestro hipocampo? ¿Cómo puede favorecer la práctica del yoga en la gestión del dolor físico? ¿Qué produce la meditación a nivel amigdalino? Tenemos los medios y las condiciones, ahora sólo falta ponernos manos a la obra para seguir mostrando al mundo cómo el Yoga puede cambiar nuestras vidas.