Tadâsana
por Conchi Moreno

Tadâsana

Teniendo en cuenta que «tada» en sánscrito (ताड) significa «montaña» y que «âsana» (आसन) significa «postura», Tadâsana se traduce como la «Postura de la Montaña».

También es conocida como «Samasthitih» cuyo significado es «estar erguido de pie».

Es una postura de pie que representa la firmeza, el aplomo y la estabilidad. Estar de pie, firme y erguido como una montaña.

Tadâsana está considerada la postura por excelencia ya que es indispensable practicarla para poder conocer el resto de âsanas de Yoga. Para la correcta realización de casi todas las posturas son necesarios los gestos y las acciones, que se aprenden en Tadâsana (es cómo si Tadâsana «viviera» en todas las posturas de Yoga)

En Tadâsana se busca, además, el alineamiento de todo el cuerpo.

Claves:

  • Comenzar colocando los pies juntos o separados el ancho de las caderas y paralelos (esto dependerá de si la persona puede o no juntar los pies).
  • Apoyar simultáneamente las bases de los dedos gordo y meñique junto al centro del talón (se trata de realizar un correcto apoyo creando así los arcos plantares que distribuyen uniformemente la carga de todo el cuerpo).
  • El resultado de los apoyos descritos se conoce como «enraizamiento» y debe permitir equilibrar también los bordes externos e internos de los pies
  • Al realizar estos apoyos y gestos, se puede percibir que los tobillos se estabilizan y se genera un tipo de acción que “recoloca” el cuerpo y busca las curvas naturales de la columna.
  • Utilizar los músculos de los muslos para sujetar las rodillas, activando las piernas.
  • Desde el enraizamiento de los pies y gracias a la acción muscular de las piernas, la pelvis debe permanecer estable y contribuir a mantener las curvas naturales de la columna vertebral.
  • Los brazos están estirados a los lados del cuerpo con las palmas hacia los muslos.
  • Los dedos de las manos se dirigen hacia el suelo, delicadamente estirados y activos.
  • Crecer con la espalda, elevando el esternón, pero sin dirigirlo hacia delante, respetando las curvas y alargando los costados.
  • Relajar la base del cuello, manteniendo los hombros alejados de las orejas.
  • Mirar hacia delante.
  • Respirar de forma natural.
  • Observar todo el cuerpo.

Errores:

  • El incorrecto apoyo de los pies y/o la falta de actividad en ellos, supone un mal reparto del apoyo del cuerpo y la desalineación articular y vertebral.
  • No activar las piernas impide que el cuerpo pueda erguirse y que la pelvis se estabilice.
  • Relajar el cuerpo dejándolo caer hacia el suelo.
  • Crear tensión en la parte superior del cuerpo, provocando un cambio en la curva dorsal e incluso cervical y, por consiguiente, molestias musculares.

Beneficios:

  • Es la base de toda la práctica de âsana.
  • Enseña el alineamiento y el enraizamiento.
  • Favorece la conciencia postural, proporcionando precisión en el gesto y relacionando las piernas y los brazos con el tronco.
  • Fortalece los pies y las piernas.