Savâsana
por Conchi Moreno

Savâsana o Shavasana significa en sánscrito (शवासन) «postura del cadáver» y suele ser la postura utilizada para finalizar una sesión de Hatha Yoga.

Se menciona en la primera instrucción del Hatha Yoga Pradipika:

«1.32. Savâsana: permanecer tendido en el suelo boca arriba como un muerto; este âsana elimina el cansancio ocasionado por otros âsana y proporciona descanso a la mente».

Aunque el cuerpo está profundamente relajado, el objetivo de este âsana no es dormir, sino alcanzar un estado de relajación profunda mientras se mantiene la conciencia despierta.

Se puede proponer también al inicio de la práctica, facilitando un estado de presencia, pues, aunque el cuerpo está inmóvil, la mente permanece atenta.

CLAVES:

  • Tumbarse boca arriba en el suelo.
  • Separar las piernas el ancho de las caderas o un poco más, dejando que los pies caigan naturalmente hacia los lados.
  • Permitir que toda la espalda se acomode en el suelo.
  • Colocar los brazos a los lados del cuerpo, ligeramente separados de los costados, con las palmas de las manos mirando hacia arriba, alejando los hombros de las orejas.
  • Acomodar la cabeza, en línea con la columna vertebral, sin que la barbilla vaya hacia atrás o se cierre la garganta.
  • Aflojar la boca.
  • Relajar cada parte del cuerpo, desde los pies hasta la cabeza, soltando y relajando cada músculo.
  • Permitirse no hacer nada.

A TENER EN CUENTA:

  • Se aconseja abrigarse pues la temperatura corporal bajará durante la relajación.
  • Es conveniente cerrar los ojos para facilitar la relajación.
  • Se puede utilizar algo que no pese sobre los ojos (un antifaz, un saquito de relajación…) para evitar completamente la luz y obtener una relajación más profunda.
  • Se puede poner un bolster o un cojín bajo las rodillas y facilitar el apoyo de la zona lumbar.
  • Se puede poner una manta bajo la cabeza y facilitar el apoyo del cuello, pero cuidando la altura para mantener la alineación con la columna.

Cuando Savâsana corresponde al relax final de la práctica, la respiración es natural y espontánea y no hay nada que hacer con relación a ella. Sin embargo, cuando Savâsana es la postura de inicio de la práctica, la respiración puede ser consciente y voluntaria, dependiendo del objetivo que se proponga para centrar la mente.

Generalmente, Savâsana como relajación final se mantiene entre 7 y 15 minutos, dependiendo de la intensidad de la práctica realizada; como relajación inicial, se aconseja no alargarla más de 5 minutos.

BENEFICIOS:

  • Facilita la integración de la práctica ya que, en Savâsana, el cuerpo asimila y consolida los beneficios de la sesión realizada.
  • Proporciona una gran relajación física pues se promueve una relajación profunda de todos los sistemas corporales.
  • Ofrece un espacio para que la mente se calme y se aquiete después de la actividad física y mental.
  • Permite la regulación energética.