COMENZAR LA PRÁCTICA DEL HATHA YOGA
conversamos con Mayte Criado

Muchas veces nos preguntamos sobre la conveniencia de practicar yoga y sobre cómo saber elegir un estilo, el profesorado, la escuela o hacerlo de manera autodidacta. Hay algunas claves que pueden ayudarnos a saber distinguir unas propuestas de otras.

¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de comenzar a practicar Yoga?

Lo primero sería conocer que cualquier propuesta derivada de la palabra Yoga debe llevar implícita una aportación que va más allá del cuerpo. El Yoga trata a las personas como seres integrales que no solo están formados por un cuerpo sino por una mente que interactúa constantemente con el cuerpo. El puente que une estos dos aspectos es la Respiración. Por tanto, una de las primeras cosas que se abordan en la práctica de Yoga es la conexión natural y consciente con la propia respiración. Este pilar tan importante, será poco a poco una fuente inagotable de autoconocimiento: conocerse a uno mismo implica sentir, percibir y observar. Por tanto, el trabajo que se realiza con el cuerpo debe servir a este objetivo, de lo contrario el Yoga se estará convirtiendo en una disciplina física más, y no lo es.

¿Qué debe ofrecer el Profesorado de Yoga a alguien que está iniciando?

Cada persona es un mundo en sí misma. Un buen Profesor de Yoga debe estar preparado para abordar las limitaciones o las capacidades de un practicante, sus posibilidades y su nivel en relación con la conexión que tiene con esas características propias. El nivel de un practicante de Yoga no se mide por su flexibilidad sino por cuánto respeto o conciencia tiene de sí mismo. Esto hace posible que todo tipo de personas puedan practicar Yoga. En la Escuela Internacional de Yoga tenemos muchos alumnos con diversidad funcional, a veces con limitaciones graves, practicantes con más de 80 años o jóvenes flexibles y fuertes que pueden seguir una clase muy dinámica y técnicamente compleja. Todo lo que se propone en una clase debe servir al objetivo de acercar a la persona a sí misma. Es lo más importante.

A todos nos preocupan la flexibilidad o el estiramiento que podemos obtener.

¿Qué posturas están más indicadas para quienes comienzan y tienen un “perfil” medio? pues sin duda las posturas que les enseñan a crear espacios en las articulaciones, a movilizarlas y a recuperar la elongación del eje central, la columna. Suelen ser también posiciones o movimientos para fortalecer la base que conforman los pies y las piernas; estas son las llamadas posturas de pie.

Las posturas que devuelven cierta elasticidad suelen ser posturas simples de torsión de columna o que implican el movimiento de la pelvis. Son muy necesarias, aunque se requiere realizarlas con precaución sobre todo al inicio. No se puede exigir ni proponer posturas que impliquen la fortaleza o la flexibilidad nada más comenzar, sino que hay que ir creando poco a poco la preparación adecuada para practicarlas.

Las partes del cuerpo que hay que abordar con conocimiento y paciencia son por un lado los pies, las piernas y los brazos que se consideran la base de las posturas, y por otro la columna que genera la flexibilidad y el alineamiento. Los pies y las manos sirven para obtener enraizamiento. A través de la acción de las piernas o en su caso de los brazos, el cuerpo se fortalece. La recuperación de los espacios intervertebrales -elongación de la columna- y la flexibilización de las articulaciones, regeneran a la persona y proponen una suerte de rejuvenecimiento del cuerpo que se traduce en movilidad.

Para proponer todo este proceso gradual de posturas y movimientos, la práctica de Yoga siempre se realiza a través de la respiración. No como un mecanismo típico de “inspirar y espirar” sino como un soporte que genera conciencia, permite la percepción de las sensaciones y una exploración profunda de las respuestas del propio cuerpo. Además, hace que el practicante se centre y pueda desarrollar una atención plena y auténtica. Se trata del verdadero viaje hacia sí mismo.

¿Qué quieres decir cuando comentas que el profesorado debe ser sensible y respetuoso?

Lo primero de todo hay que abordar la práctica de Yoga de la mano de un Profesor experimentado y formado. No vale todo. Tampoco todo lo que se nombra Yoga es Yoga y por supuesto, lo que vale para unos no es válido para otros. El proceso siempre debe ser gradual y siempre debe ser muy sensible a las necesidades personales, debe ser muy respetuoso.

Las técnicas deben servir a la persona. Lo que está sucediendo es que la persona es quien se pone al servicio de las técnicas y de las propuestas “empaquetadas” del profesorado inexperto. Algunas de las modas que se están creando alrededor del Yoga carecen de sentido.

La recomendación más importante es el respeto a uno mismo. Muy pocos cuerpos y muy pocas espaldas están preparados para someterse a posturas y movimientos que requieren un tiempo de preparación y, sobre todo, precisan conocimiento sobre su proceso y conciencia sobre sus efectos. Muchas personas se ponen a practicar Yoga porque los famosos o las revistas y la publicidad hacen ver cuerpos preciosos, flexibles, sanos… y ahora el Yoga forma también parte de la cultura del bienestar en la que priman los excesos. Pero hay un Yoga que se practica con otra perspectiva. Hay otro Yoga que es posible. Se trata del Yoga que se practica con precisión, pero también con respeto y sensibilidad.

Cuando la práctica es forzada y nos obligamos a funcionar con posturas o ejercicios que distan bastante de nuestro estado actual o que someten al cuerpo a movimientos y posiciones sin conciencia, lo más probable es que cause un perjuicio importante. Cada día son más comunes las lesiones en la columna y sobre todo en el cuello, derivadas de una práctica forzada.

¿Sensibilidad en vez de fuerza?

Siempre aconsejo a las personas que comienzan que la práctica de Yoga debe obedecer a: no forzar, no apretar, no tirar, no empujar y no alterar la respiración. Todo eso hay que cambiarlo por escuchar, sensibilizar, crear espacios, alargar, compensar y mantener una respiración natural.

¿Cuáles son los objetivos esenciales que se persiguen con la práctica de Yoga?

Aunque los objetivos del Yoga son los mismos para cualquier persona, grupo y nivel, no es lo mismo ofrecer una práctica de Yoga a niños, que a adolescentes, jóvenes sanos o personas con diversidad funcional o de tercera edad. No es lo mismo para nada. Las técnicas y propuestas deben ser diferentes y el Profesorado de Yoga debe tener conocimientos claros para saber adaptar las posturas, los ejercicios y los movimientos. También el lenguaje es diferente. En la Escuela Internacional de Yoga tenemos formaciones y clases para diferentes colectivos y niveles. Es maravilloso poder abrir la puerta a alguien a un Yoga respetuoso con la persona, con su edad, con su nivel, con sus posibilidades y características. No seguimos Yogas encorsetados que ofrecen siempre las mismas posturas o la misma propuesta. Somos muy integradores y nos preparamos para no perder la esencia de lo que significa la práctica del Yoga y para estar abiertos a cada persona individualmente.

Comenzar la práctica de Yoga puede hacerse en cualquier circunstancia, a cualquier edad y casi en cualquier situación. Solo es necesario encontrar al profesor adecuado, sensible, respetuoso y que tenga claridad sobre los objetivos del Yoga.